Imagen de una de las cuadrillas durante los incendios de la provincia de León (Foto: César Hornija - Ical) y, en el círculo, el bombero forestal Mario Marcos Robles

Imagen de una de las cuadrillas durante los incendios de la provincia de León (Foto: César Hornija - Ical) y, en el círculo, el bombero forestal Mario Marcos Robles

León

El día a día de un bombero forestal en Castilla y León: "Ves cómo tu infancia y recuerdos se esfuman en minutos"

Mario Marcos Robles, de 21 años, lleva ya tres campañas de verano trabajando en la Romeo de Riaño (León) y así relata su vida diaria tras unos incendios devastadores que han arrasado la provincia.

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Desde hace semanas, la vida de Mario Marcos Robles, un joven de 21 años de Cofiñal (Puebla de Lillo, León), transcurre de un lado para otro de su provincia persiguiendo las llamas. A pesar de su corta edad, es ya la tercera campaña de incendios forestales que vive como parte de la Romeo 1.3 de Riaño.

"Ves como tu infancia y recuerdos se esfuman en minutos", relata en declaraciones a este periódico sobre los incendios que están este verano devastando la provincia leonesa. Desde el inicio de la oleada, Mario ha actuado en Orallo, Villablino, Villafranca del Bierzo y la zona de Barniedo de la Reina y Riaño, donde precisamente ubica su base.

Durante el invierno, este joven leonés cambia el calor sofocante de las llamas y el humo, por el frío extremo de la nieve y los destellos del sol que irradian sobre esta en la estación de esquí de San Isidro. "Desde que empezaron los incendios en León, el primer día ya nos llamaron a las 05:00 de la mañana para ir a Ponferrada", recuerda el bombero forestal.

Desde entonces, una media de entre 13 y 14 horas diarias de luchas contra el fuego, con apenas 10 horas de descanso. "Te mandan a casa según acabas. Estás entre tres y dos horas y media de conducción. Tienes que ducharte y descansar lo que puedas nada más llegar porque en pocas horas tienes que volver a salir a donde te manden", explica sobre su rutina.

Cada día, durante los incendios, Mario y sus amigos son conscientes de que están poniendo su vida en peligro. Por eso, conocen de la importancia de estar preparados ante cualquier situación, como la que les ocurrió el pasado el pasado 18 de agosto en la zona del Puerto de Pandetrave, en Posada de Valdeón (León).

"Estábamos con una maniobra de un contrafuego y ahí cambió el viento que venía de sureste", apunta Mario sobre el momento en el que se vieron cercados por las llamas. Según las imágenes que pudo grabar y compartir con este periódico, la estampa parece más propia de un infierno, llegando a una situación que se "muy agobiante".

"Te viene todo el humo y un golpe de calor de muchos grados de repente", asegura. Sin embargo, reconoce estar acostumbrado a estas situaciones, ya que es "algo habitual" ante las "rachas de viento cambiante que te pueden azotar". Por eso, incide en la importancia de mantener la calma y garantiza que tanto él como sus compañeros "tenemos claramente todo en la cabeza".

En concreto, según se sitúan en los incendios, reconocen el terreno, siguiendo unas pautas para "saber dónde está el lugar seguro, la ruta de escape y todo el proceso". De esta profesión, Mario resalta que "afecta más mentalmente que físicamente". "Es lo peor", destaca.

Y es que ellos desempeñan muchas de sus labores, especialmente este año, en "nuestra zona". "Allí hemos trabajado mucho, hemos hecho muchas pistas. Ves todo, los Picos de Europa, y es que no te lo crees", manifiesta casi emocionado.

Precisamente, recuerda como el otro día "el cielo se abrió" y se dieron cuenta en ese momento de que "está todo quemado". "Vamos todos callados en el coche, en silencio", subraya sobre las sobrecogedores imágenes que se encuentran tras el paso de las llamas.

"Derrotados"

La campaña de este año, la peor de la historia que se recuerda en Castilla y León, reconoce que les ha dejado a él y a toda su cuadrilla "derrotados". "Este mes de agosto tanto físicamente como mentalmente está siendo desolador", insiste rotundamente.

Ahora bien, de las malas noticias siempre se dice que aparecen otras buenas. Y, en este caso, la nota positiva ha estado en la unión de la sociedad y de los pueblos. "La ayuda de los vecinos ha sido algo magnífico, lo que me ha dado fe para luchar allí y seguir adelante", resalta Mario.

Estando al tanto de las necesidades de los brigadistas y efectivos de extinción, los vecinos esperaban a los profesionales en el Puesto de Mando Avanzado para ofrecerles todo tipo de ayuda. "Venían a preguntarnos si queríamos agua, comida o lo que fuera, que si necesitábamos algo estaban ellos allí. Eso te da muchos ánimos", insiste.

La experiencia de Mario como bombero forestal le ha enseñado a valorar la riqueza de su entorno natural, por el cual sale en defensa cada verano, a pesar de que "el dinero no equivale a lo que trabajamos nosotros".

"No tiene ni una pizca de reconocimiento", sentencia este joven brigadista, que también sitúa entre los fallos de esta campaña la falta de descansos al personal del operativo de la Junta de Castilla y León.